sábado, abril 24, 2010

Recorrido por las viejas boleras de Torrelavega

Juncal Sordo recrea los 'corros' de la ciudad en una muestra pictórica cargada de simbolismo.
Siempre se cuidaron las manifestaciones tradicionales. Siempre los torrelaveguenses fueron firmes defensores de la cultura popular que supone en su esencia en juego de bolos. Siempre las boleras fueron consideradas soportes para la convivencia, lugares de encuentro y citas se sosiego porque en las boleras las personas se divierten, conversan y conviven...
Dentro de esta base, Torrelavega fue, y es, epicentro de juego de bolos y de muchas cosas que suceden en torno a las boleras y, posiblemente eso, sea lo que ha llevado a Juncal Sordo a plasmar con sus pinceles una extensa obra pictórica singular de gran calidad, amplio sentido y claridad estética en sus formas.
Son 22 boleras las que retrata en sus lienzos Juncal y en todas la visión y el sentido estético domina la situación con un exponente de formas, líneas y detalles singulares.
El azul con tonos grises y negros dominan el colorido de la obra como inundado de añil, con todos suaves mezclado con grises y el negro marcando perfiles y señalando una estética llena de armonía, con singulares brochazos de blanco que marcan los relieves y la profundidad de los 'corros', donde no faltan árboles y de ahí el título de la exposición, que se exhibe en la Sala Mauro Muriedas: Ar-bolera.
No escapan a la vista de la artista algunos detalles del juego, pero ciertamente es un dato anecdótico, porque en realidad lo trascendente de los cuadros colgados, es la naturaleza con arbolado, con gradas, formas y registros urbanos. Tampoco falta la magnitud, el fondo, el perfil y el detalle de alguna bolera llena de aficionados o de alguna otra en la que la otoñal hojaresca se apodera de todo y cubre el cutío. Es un conjunto de emociones derivadas de lo ausente y en este caso lo ausente, que es -como señala Demetrio Cascón- la falta de público en la plaza del pueblo, pero se ubican las boleras con facilidad, porque el ojo y los pinceles de Juncal Sordo pasaron por las boleras de diferentes barios de la ciudad y allí están las boleras de Sierrapando, Campuzano, Viérnoles, Tanos, Barreda, La Inmobiliaria, Nueva Ciudad como entramado significativo y demostrativo de lo que este juego significa en Torrelavega y es un silencioso homenaje a cuantos, cada día, cada año, hacen sentir y disfrutar del juego a gentes sencillas que gozan con la musicalidad del juego y de la nostálgica tranquilidad veraniega mientras se presencia una partida y se disfruta de la naturaleza, que propicia una visión especial a través del arbolado que en casi todas las boleras circunda el campo de juego.
Juncal ha logrado en esta exposición un conjunto armónico de boleras que jalonan el perfil urbano de la ciudad de Torrelavega.


En referencia al articulo del Diario Montañes
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