lunes, noviembre 19, 2007

Del mostrador de una farmacia a mural de capilla





Trozos de mármol, arcilla, cristales de la antigua puerta del Ambulatorio, y de botellas; pedazos de un mostrador roto de la farmacia de Cacho Regatillo, tres años de trabajo y mucha imaginación. Estos fueron los elementos utilizados hace casi medio siglo por el entonces profesor del instituto Marqués de Santillana, el artista torrelaveguense Demetrio Cascón, para realizar el mosaico que, desde el año 1963, decora la que fuera capilla del centro. Un trabajo que, desde mediados de los años 70, estuvo prácticamente oculto tras un telón y que, tras la entrada en vigor de la Logse, no pudieron conocer los miles de estudiantes que han pasado por las aulas del instituto Marqués de Santillana.

Con motivo de su reciente restauración, la obra luce de nuevo en toda su belleza y su autor, Demetrio Cascón, actualmente uno de los directores de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, recuerda algunas de las anécdotas relacionadas con esta creación. La primera, que este mosaico ha sido realizado siguiendo la antigua técnica romana de ejecución 'a la inversa', que consiste en la incrustación de las teselas del mosaico en la base de arcilla para, posteriormente, colocar las placas ya realizadas sobre la pared, lo que permite un juego de volúmenes y luces «que hace que el mosaico 'sonría'; si se puliese, la obra moriría», asegura Cascón.

Pero además, este mural de seis metros de ancho por dos de alto guarda una infinidad de curiosidades. Una de ellas, la procedencia de los distintos trozos, tanto de mármol como de cristal, utilizados en su elaboración. «Cuando estaba haciéndolo, en el año 1961, se rompió la antigua puerta de cristal grueso del Ambulatorio, y recogí los trozos para utilizarlos en el mosaico», recuerda Cascón.

Casualidades de la vida, también durante los tres años de trabajo que le ocupó a este artista esta obra (entre los años 1960 y 1963), se rompió uno de los antiguos mostradores de mármol de la farmacia de Cacho Regatillo. Con idéntica actuación, Cascón aprovechó los trozos para reutilizarlos. Otra de las curiosidades de este mosaico, en el que se representan al patrono del centro, San Isidoro de Sevilla, miembros de su familia y diversos símbolos cristianos, grafismos, catacumbas y la barca de Pedro, es que la cara del santo es la del fallecido profesor del instituto Ramón Brotons.

En esta capilla se han oficiado algunas misas y una única boda. El espacio religioso es ahora una sala multiusos.


Enlace al articulo en el Diario Montañés.

No hay comentarios: